© Mark Mahaney

El edificio, que se encuentra en el lado opuesto de la calle respecto a la sede histórica de Arper, es sede de nuestra tapicería, una especie de taller a la vanguardia inmerso en la campaña que lo circunda. Dentro, en el edificio se respira una atmósfera de frenética operatividad, entre robots programados para cortar, pegar y coser con precisión pieles y tejidos de cualquier color, forma y dimensión, y trabajadores especializados que confeccionan con cuidado sillas, pouf, sofás: es aquí que la ingeniería high-tech y la habilidad artesanal se funden para crear nuestros productos.

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Este establecimiento trasciende sus límites físicos y se extiende a toda el área de Treviso. En este territorio se ha desarrollado un tejido económico único, en el que la artesanía, know-how técnico, cultura e imprenditorialidad contribuyen a dar vida a una producción manufacturera de excelencia.

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Es aquí que el modelo económico de los "distritos industriales" ha encontrado su máxima expresión a nivel internacional: a partir de las tradiciones artesanas locales se ha desarrollado un evolucionado sistema industrial, basado en la competencia diversificada y el espíritu de colaboración, favoreciendo la cercanía geográfica, dimensiones contenidas y especulaciones profesionales. Nuestras raíces productivas están en este territorio, pero nuestra visión espacia más allá de los confines locales.

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De hecho, nos valemos de una red de profesionales y especialistas en Europa y en el resto del mundo, que ponen a nuestra disposición toda su experiencia. Mucho más allá de los límites del taller, el nuestro es un equipo de talentos internacionales, que reta el concepto de geografía para unir conocimiento, técnica y sensibilidad estética necesarias para realizar y tapizar una silla o para proyectar una mesa como ninguna máquina en el mundo sabría hacer.

En 2014, iniciamos la producción en Estados Unidos, en High Point (Carolina del norte), una ciudad avalada por una larga tradición manufacturera en el sector del mueble.

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La sede de High Point es nuestra primera fábrica de producción ubicada fuera del distrito manufacturero de la provincia de Treviso y su superficie triplica casi la fábrica original -más de 9.000 metros cuadrados – y allí hemos apostado sobre todo por la tapicería y los revestimientos mediante una mano de obra local cualificada y la fuerte vocación artesana presente en el territorio.
Hemos elegido invertir en un área, que ofrece una mano de obra altamente especializada y una tradición artesana transmitida a través de las generaciones, perfectamente en sintonía con nuestros valores de diseño y nuestro enfoque centrado en la persona.

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Una inversión estratégica, hablando en términos de producción y de mano de obra, que nos permite actuar, en nuestra calidad de empresa americana, disminuyendo los tiempos de ejecución de los pedidos e incrementando los servicios ofrecidos al mercado americano, limitando al mismo tiempo el impacto ambiental en cuanto a emisiones de CO2.
Con un crecimiento anual del 20% en lo que atañe a la logística y un incremento del 70% en términos de capacidad productiva, la fábrica de High Point, en la actualidad, realiza el 100% de las colecciones más demandadas por el mercado americano.

“Reconocemos el enorme potencial de América: si hablamos de diseño, representa uno de los principales mercados de referencia y con la mayor tasa de crecimiento en el mundo” ha declarado Claudio Feltrin, presidente del consejo de administración de Arper. “High Point es la sede ideal para realizar los productos Arper en América: de hecho, hemos descubierto un potencial elevado de competencias y profesionalidad en el personal local”.